AULA SOCIAL: COTIDIANIDAD ESCOLARIZADA

EL AULA SOCIAL: COTIDIANIDAD ESCOLARIZADA
Santos Cesario Benavente Veliz
La escuela, es decir, los centros educativos de cualquier nivel, juega un papel capital en la formación para la democracia y la diversidad. Durante mucho tiempo una gran cantidad de profesores esgrimieron como “metodología docente” la prepotencia que les brindaba el conocimiento y la intimidación que ejercían desde el pedestal de su jerarquía académica. Esta enseñanza transmitida y reiterada a través de la vivencia convierte la escuela en fuente que favorece la reproducción de los patrones de rigidez e intransigencia.
El criterio de dominio único, representa la simbología de explicación continua de oralidad armoniosa con lenguaje académico que despierta interés y aprendizaje de larga duración al explicar de la realidad del contexto, es sostenible; pero la evolución en la escuela como sistema de comunicación se va reduciendo hasta la domesticación del lenguaje con el mayor número de símbolos comunes, reduciendo el discurso oral y escrito a la mínima expresión.
Sin embargo, la cantidad creciente de docentes predispuesto a aprender a escuchar activamente y promover actividades que requieren la participación viva y voluntaria de los estudiantes, promueven voluntades orientada a la transformación y cambio constante en las nuevas generaciones. Los docentes tienen hoy el compromiso de comprender y ayudar a comprender que “diferente” no significa “peligroso”. Tienen como tarea atenuar la violencia, en el aula y centro de formación, en base al estudio de los casos de violencia con factores caracteriales y conductuales. La observación sistemática de personas especialmente vulnerables a estas situaciones y de las relaciones personales en general:
— El comportamiento de personas de carácter dominante que se apoyan en el grupo (incluso pandillas organizadas) y víctimas que los sufren en silencio.
— Alumnas y alumnos con baja autoestima, alterados, irritados, distraídos, con dolores de cabeza, depresiones, negándose a acudir al colegio, al no ver salida a su situación.
— Situaciones donde se producen insultos, vejaciones, críticas, aislamiento, murmuraciones, infundios, robos, chistes, exclusiones, ejercido por un individuo, generalmente arropado, sobre otra persona.
— Problemas familiares que inciden en las relaciones con los compañeros, compañeras y profesorado, tipificados con abuso y/o maltrato físico o psicológico.
— Se incluyen las trasgresiones del respeto a la persona, con soltura y sin el más mínimo reparo. Provenientes de la autoridad y del sistema de convivencia existente, reconocida como violencia estructural.
— Los diversos tipos de conflictos personales en los centros, y los casos de violencia; establecen pautas de actuación claras en cada caso y situación.
En todos los casos: la convivencia y la participación colectiva desde el aula convierte a los estudiantes y profesores en protagonistas activos, en la recuperación de los puntos de convergencia y equilibrio. Trabajan la educación emocional, las habilidades sociales, la comunicación, la negociación y la cooperación; con los medios, los espacios y los tiempos necesarios; hasta alcanzar los mecanismos de mediación, trabajo con las familias y otros entornos, de seguimiento y evaluación, para comprender claramente las diferentes tipologías de conflictos personales existentes y establecer protocolos de actuación que eviten la improvisación evitando, no obstante, la estandarización en las soluciones para cada caso.
La convivencia en el aula social se relaciona inmediatamente con actividades inclusivas, tanto en el lenguaje (no sexista v.g.) como en la metodología (aprendizaje a través de grupos cooperativos) y en las relaciones personales establecidas en ellas, que tenga en cuenta las diferencias personales, sociales y culturales. Reconoce todos los ámbitos escolares (la formación al ingreso o salida, el recreo, la entrada y salida del centro, etc.) para prevenir y/o detectar casos que deriven en violentos.
La convivencia en el aula social, habilita varias vías de comunicación que permitan conocer todo tipo de situaciones problemáticas o violentas sin poner en riesgo su privacidad (acercamiento de las familias o el propio alumnado directamente, a través de buzones, sesiones de padres de familia, escuela de padres, etc.). Incluyen el análisis de la convivencia como un elemento “habitual” e importante en la vida del centro y las aulas.
Entonces, hablar de convivencia implica el planteamiento de un aprendizaje democrático que favorezca al diálogo entre personas, la ayuda mutua y la cooperación; implica abrir espacios donde compartir intereses, inquietudes, preocupaciones, donde se pueda ofrecer y pedir ayuda; se constituyen en normas y patrones de larga duración.
La construcción de la convivencia escolar, no dejó de lado la simbología de la escuela secundaria que en un momento se le denominó de segundas letras, se observan otras significaciones, más aún cuando los programas curriculares se diversificaron e introdujeron otros cursos, de contenidos innovadores, fueron construyendo los imaginarios[1] hacia la producción tecnológica y para hacer seguimiento a los cambios las teorías de la educación se organizaron en las tecnologías educativas, una vez más, la escuela es mediadora para la difusión de las producciones industriales que pueden ser consumidas por la sociedad, pues, se forman en el aula las nuevas convivencias, con las tecnologías industriales utilizadas en el proceso de enseñanza – aprendizaje, como medios.
Luego, se convertirán en imaginarios innovadores, por tanto consumidores (TV, radio, grabadora, vhs, dvd, tubos de ensayo, computadores, proyector de transparencias y multimedia, lapiceros, cuadernos, fólderes, textos, señaladores, pizarras de multimedia, instrumentos de medida como las balanzas, termómetros, reactivos químicos, entre otros) de las producciones tecnológicas e industriales presentadas en la escuela, bueno los estudiantes se convierten en mediadores entre la circulación y distribución de las mercaderías con fuerte capital de inversión en la implementación y convertir al centro educativo en innovador, moderno y competitivo.
Es de resaltar que la composición social arequipeña heterogénea, mayoritariamente obrera, artesanal, comerciante, agrícola y ganadera vinculada a la migración de los espacios rurales a los urbanos y de los urbanos a los rurales, tanto de distritos y provincias, complicó la socialización y convivencia entre los estudiantes con formatos de las familias nucleares y diversificadas; provocando resultados colectivos heterogéneos en la formación de la personalidad con perseverancia, creatividad, confianza, reciprocidad, solidaridad, individualista, entre otros valores practicados y organizados entre las aulas del Colegio, una vez egresados se convirtieron en fortalezas sostenibles.
Por ello, las personalidades se van amalgamando de acuerdo a los cambios temporales y exigencias de las promotoras y conductores del plantel, en convivencia colectiva, con los problemas y conflictos internos. Mientras, la identidad institucional se fortalece con los agentes de la educación, que internalizan la influencia de las tecnologías de consumo y servicios personales, institucionales y públicos, construyendo identidades de fortaleza globalizada entre educativos.
Si embargo, la lectura simbólica de la convivencia en el aula social, nos lleva a proponer un segmento interpretativo a partir de la socialización, diálogo, manifestaciones de comportamiento de los estudiantes, asociación de los padres de familia y los agentes complementarios de la educación.
La participación de los padres de familia en la gestión educativa, se identifica hasta tres grupos o sectores, por añadidura de alumnas/os. Un grupo de padres que se integran con espontaneidad, son colaboradores, entusiastas; los de resistencia y tradicionalistas; y los despreocupados – conformistas.
Los primeros, asumen retos de cambio constante y apoyan a las acciones con el mayor esfuerzo, y responsabilidad posible; exigen sólo las explicaciones lógicas y entrega de los demás, les basta la sinceridad y el reto, para continuar mejorando las condiciones de vida del plantel por ende del aprendizaje de los menores en proceso de aprendizaje. En relación con los estudiantes, se evidencia aquellos que transforman los contenidos y cogniciones tradicionales en propuestas y debates constantes a la altura de la exigencia cultural institucional y de la permanencia de los valores ético – morales.
Están entre lo moderno y tradicional en equilibrio emocional, manifiestan espontaneidad, iniciativa en la participación de las diversas acciones del plantel, siempre enfrentan la problemática asumiéndola con personalidad y seriedad, no repiten dos veces el error si lo hubo, superan rápido sus emociones ante los otros. Se alejan del discurso menudo. Escuchan a todos y nunca acusan o denuncian alteraciones de comportamiento. Saben tolerar, callar y escuchar. Son fieles consejeros de sus compatibles. Buscan amigos comunes en sus estilos de vida. Son perseverantes y competentes en cualquiera de las acciones que les encomienden o asumen.
El grupo tradicional de resistencia, manifiesta comportamientos heterogéneos, defiende lo tradicional en base a supuestos, decisiones intempestivas, espontáneas y de momento, sin planificación antelada. Construyen opiniones extremadamente alejadas del momento o circunstancia en discusión, es decir los significados y símbolos empleados en los discursos son de exclusividad y el entorno no comprende porqué los emplean. No les preocupa la ruptura de relaciones sociales, manifiestan cierta violencia en el lenguaje, son los más atrevidos, pero luego, se confunden y se arrepienten. Son aquellos que desean que se les tome en cuenta de manera constante pero no cumplen, ponen en duda la responsabilidad y su palabra. Quisieran que continúe como están las cosas y al mismo tiempo lo critican sin miramiento, finalmente no hay consistencia en la toma de decisiones colectivas.
Las estudiantes, cuyos congéneres están entre este grupo, manifiestan posiciones pegadas a la espontaneidad, la imagen extravagante, la música, y la ritualidad dancística altamente comercial, las atrae. Estudiantes cuyos modelos o paradigmas es la farándula virtual. No tienen consistencia en sus ideas, siempre utilizan los términos, “dicen”, “me han dicho”, “así como mi compañera”, “mi amiguita”, “no sé”, “de repente”, “quizás”, “habrá que ver”, “habrá que esperar el momento”, “no me cae”, “me cae odiosa”, “me cae espesa”, “es anticuada”, “ella tuvo la culpa”, “es peruano”, “gay”, entre otros calificativos acompañados con el extremo de la vulgaridad del lenguaje de hombres y mujeres, con escasas ecepciones.
Terminologías propias por una parte de la edad, pero sobre todo de la inestabilidad emocional y de los conflictos constantes que observa entre los componentes familiares. Es el estudiante de poca estabilidad emocional. Son los transformes, quienes salen del hogar con la más absoluta formalidad, equipado de atuendos escolares, pero que al salir del centro educativo, se transforma en un joven motivado por la violencia, consumo de tabaco y seguramente de licor, concurren a la salida a espacio de adultos y prohibidos para menores, pero son concurrentes constante, o forman grupos y se desplaza a otros colegios, a promover y difundir violencia. Nunca es responsable, busca culpables de sus hechos, y recurren a sus padres inmediatamente como sus escuderos, con discursos convincentes y propios del grupo de análisis. Pero una vez que internalizan las desviaciones, elevan su autoestima y muestran constancia de cambio en la personalidad, es decir, con la perseverancia educativa, asume otro rol.
Sin embargo, entre los padres de familia de este grupo se diferencian aquellos[2], “de lenguaje y acción violenta”, muy pocas veces asisten a los colegios a tener información sobre las notas, o sólo para evitar la multas, poco comunicativos, extremadamente violentos en sus expresiones, cuestionan a los demás sin guardar respeto a los del entorno, priorizan la imposición de sus acciones a los otros, con violencia[3] verbal y si fuera por la física, lo harían.
Siempre opinan, con un discurso irreconciliable, para ellos todo lo desorganizado, está mal hecho, no se ponen de acuerdo ni respetan la diferencia. Son impositivos, muy poco se les conoce que asuman roles de acuerdo a sus espontaneidades. Utilizan justificaciones extremadamente convincentes por no cumplir con los aportes voluntarios o con la asistencia a las sesiones extraordinarias y ordinarias. No disponen de tiempo, siempre están ocupados. Manifiesta cierto tipo de perfección, pues, es lógico no cometen errores porque no participan en nada. Pero son extremadamente violentos en las críticas.
Los estudiantes[4] comprendidos entre el grupo de lenguaje y acción violenta, utiliza formas comunicativas de agresividad, violentan las expresiones significativas de sus compañeros. Está pegada al cambio extremo con movimientos seductores pero que atentan contra las estructuras equilibradas de pensamiento del entorno. Tienen pocos (as) amigas (os) y se reúnen en los espacios solitarios, o simplemente se cuidan de todo en el plantel. Frente a las llamadas de atención la escucha, se disculpan, pero luego continúa con acciones especiales que linda con otras formas de vida. Dan de alguna forma origen a las bandas juveniles de hombres y mujeres de diversos colegios, reunidos en ciertos puntos estratégicos para ellos, ponen en desenfreno subjetividades reñidos contra la moral. Ninguna sugerencia de cambio en el comportamiento, es aceptado. Bueno están vinculadas (os) a la cultura de la violencia juvenil.
El tercer grupo, sólo matricula a los alumnos en el plantel al inicio del año paga las cuotas de la asociación de padres de familia y al término recoge la libreta, los estudiantes comprendidos entre este grupo, tienen manifestaciones diversas o son descuidados en el aprendizaje o asumen un rol de autodominio y ocupan sino los primeros están entre los primeros puestos.
Sin embargo, la abstracción de las identidades de los grupos mencionados, son el resultado de la observación constante de los comportamientos tanto de los padres como de las estudiantes, esto no quiere decir que no sean irreconciliables, allí radica la responsabilidad de quienes forman parte de la transformación y construcción de imaginarios sociales de equilibrio desde las aulas.
La responsabilidad de las maestras y maestros es, no evadir los dobles discursos empleados entre los agentes de la educación, más bien descifrar con claridad permanente las significaciones simbólicas que traen desde los hogares arequipeños o no. En todo caso, se relaciona con los comportamientos que un momento se le denominó conducta, contemplada en la evaluación bimestral, trimestral y anual.
Entonces, el salir desaprobado en conducta, no fue una excepción sino una censura total de lo aprendido en la escuela, por tanto, pudo irse de la escuela con mala conducta, y en ninguna otra institución educativa, tuvo acceso. Entre las actas de evaluación de las/os educandas/os no siempre se presentaron esos casos, pero es referencial la comparación, entre las escuelas de varones y mujeres; la desaprobación en conducta no fue significativa pero representa a las formas de sancionar un comportamiento reñido contra la moral o los principios y reglamentos internos.
Por otro lado, los cambios estructurales de la economía industrial y financiera incipiente, a una economía de servicios o de libre cambio, ha modificado profundamente los comportamientos sociales, evidentes entre la comunidad educativa.
Los formatos de vida real son fuertemente influenciados por los formatos de vida virtual[5]; por desconocimiento lo hacen comparable con la realidad objetiva contextual, en todo caso en el proceso de sobre vivencia y resistencia a los cambios producidos por el neoliberalismo, lo manifiestan con un ritmo y velocidad asombrosa[6].
En la actualidad, los conflictos de autoridad adquieren características particulares en los escenarios escolares del mismo modo que los docentes perciben sus modos de resolución y fortalecen los patrones de convivencia en el aula social. Las demandas, por sistemas de vigilancia u otras formas de resolución de los conflictos cobran nuevos sentidos en tanto, se dirigen hacia el exterior del ámbito educativo.
Tanto estudiantes, padres de familia y docentes, después de pasar las etapas de conflicto interno y externo, buscan formas nuevas de encontrar en las representaciones sociales del posicionamiento de la escuela como centro de convivencia colectiva en equilibrio y como sistema de comunicación sostenible.
Retoman la concepción relativamente autónoma del rol disciplinador que históricamente mantuvieron las instituciones educativas, que se expresaban en políticas propias de disciplinamiento, y las demandas de solución hacia el exterior de la escuela se establecen vinculaciones con los cambios no solamente en las percepciones de los docentes sino también a la emergencia de nuevas prácticas sociales y culturales en las aulas.
La naturalización de éste vínculo explica la articulación entre ciertas prácticas discursivas escolares y nuevas regulaciones institucionales, como una operación ideológica que da cuenta del nuevo posicionamiento institucional de la Escuela y su relación con la sociedad.
Finalmente el aula social promueve el encuentro convergente a su vez el divergente como referente de integración de las formas comunicativas y las prácticas sociales académicas y cotidianas de la sociedad.
[1] Los imaginarios sociales, son los procesos de representación mental de la realidad objetiva del individuo. Se construyen en la familia, en el aula o colegio y en el entorno del individuo, se relacionan estrictamente con los patrones culturales.
[2] Nuestra tarea como padres de responsabilidad constante y compartida para el mejoramiento del centro educativo, cuidaremos que no se sumen ciertas espontaneidades. En esta parte sólo intentamos ampliar nuestra reflexión, con la finalidad de tenerla en cuenta, por si tenemos hijas (os) en edad escolar, nos sirve de referentes de comportamiento.
[3] El termino violencia no sólo es el cambio instantáneos de las estructurales formales y del pensamiento, sino a la perdida del equilibrio y sin control de sus emociones, propios de las sociedades en crisis o de los hombres postbélicos (Nuguet. El conflicto de las Sensibilidades)
[4] Entrevista a Manuel Gonzáles Vilca docente de nivel secundaria. Las estudiantes de nuestra Institución Educativa, no se comparan con las de otros centros educativos, porque después que salen del colegio se trasforman, no utilizan el uniforme, lucen las camisas sueltas enzima de los pantalones o faldas, las corbatas se convierten en un estorbo, consumen bebidas y elementos no femenino, ni masculino utilizan un lenguaje altamente vulgar. Es decir, esos espacios estereotipados llevan a constante preocupación de los padres de familia y obligan a reflexionar frente a los elementos externos de influencia. Arequipa, 23 setiembre 2005
[5] Representada en la televisión, internet, juegos electrónicos, cine, etc.
[6] Las reflexiones, son sistematizadas después de encontrar consenso de opinión, con el sólo criterio de asumir reflexiones del entorno complejo de nuestra sociedad y adelantarnos a ciertos procesos transformativos. Por tanto es de estricta responsabilidad.