domingo, 17 de agosto de 2008

EL LENGUAJE DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR: I PARTE

Las Políticas Educacionales como Expresión de Gobernabilidad en el Siglo XIX – XX
Después de la independencia política, la educación necesitó un reordenamiento a fin de bajar los índices de analfabetismo que no fue por la falta de escuelas sino por el empobrecimiento progresivo de los que menos tienen y por los contenidos, métodos y evaluaciones implementadas en las escuelas.
Después de la declaratoria de la independencia, diseñaron políticas que contemplan el desarrollo cultural y la promoción de la educación, entre ellas la creación de la Biblioteca Nacional, la libertad de imprenta, la fundación de escuelas de primera letra para Lima y provincias, medidas a favor del Museo Nacional y la protección de los valores arqueológicos del Perú. Se creó la Escuela Normal de Varones en Lima el 6 de julio de 1822, y en la Constitución de 1823 quedó establecido que la instrucción era una necesidad común a todos los individuos, que en todas las poblaciones debían establecerse escuelas de acuerdo a las necesidades.
La constitución de 1828 afirma que el Estado garantizaba la instrucción gratuita a todos los ciudadanos, entre las funciones del congreso quedó establecido “formar planes de educación e instrucción pública y promover el adelantamiento de las artes y ciencias,(...) garantizar la instrucción primaria gratuita, la de los establecimientos en los que se enseñan las ciencias, literatura y artes, la inviolabilidad de las propiedades intelectuales”[1]. Para ello se dispuso la creación de las escuelas normales en cada departamento. Se crearon los colegios intermedios, como los de Santa Rosa de Ocopa, el de Educandas para Cuzco y Arequipa, y el Ciencias y Artes del Cuzco. Se creó la Dirección General de Estudios en Lima. La Universidad de Trujillo quedó en funcionamiento. En Ica se creó el colegio San Luis Gonzaga, en el local de los jesuitas desde 1826.
Para Arequipa se autorizó la creación del colegio Independencia Americana en 1827 y la Universidad San Agustín de Arequipa funcionó en el convento de los Agustinos desde el 11 de noviembre de 1828. Para 1830 se dispuso el funcionamiento de las escuelas normales para profesores especializados en educación, escuelas rurales y misiones educativas.
En resumen, las constituciones liberales de 1834, 1856 y 1867 y la conservadora de 1839, mantuvieron literalmente la gratuidad de la instrucción primaria, la idea de la educación popular o para todo el pueblo, pero sólo en el nivel elemental.
Para 1836 se expidió el Reglamento para Escuelas Primarias, en ella se estableció la administración de las rentas departamentales de los establecimientos de educación y de la beneficencia.
En Arequipa, el 2 de julio de 1836 se nombró como director de las Escuelas Normales a Don Nicolás Fernández de Piérola, administrador General de la Beneficencia; al año siguiente fue remplazado por Don Vicente Carvajal, pero al caer la Confederación desaparecieron las escuelas normales[2], asimismo la educación quedó paralizada al suprimirse las municipalidades, por añadidura cerraron las escuelas.
La educación municipalizada tuvo como fin cuidar de la enseñanza, buena moral y política, promoviendo el establecimiento de escuelas de primeras letras en todos los pueblos que estuvieran bajo la dependencia municipal.
Como periodo vacacional fijaron un mes entre el 9 de diciembre y el 9 de enero, quedando once meses destinados para el año académico, pero las fiestas y feriados fueron excesivos, lo que redujo el trabajo educativo como promedio hasta tres días por semana[3].
La legislación de 1855 estableció las políticas educacionales en los siguientes términos:
la “instrucción pública tiene tres grados. La instrucción popular, la instrucción media y la instrucción especial. La instrucción popular se desarrollará en las escuelas, la media en los colegios y la especial en las universidades e institutos. La instrucción pública son: los nacionales o particulares; son pertenecientes a los nacionales los financiados por el Estado y los particulares de empresas particulares. Los establecimientos nacionales de instrucción pública están bajo la dirección del ministro de este ramo: los particulares son dirigidos libremente por sus propietarios, previa la autorización del gobierno, que conserva la inspección. El ministro de instrucción pública ejerce la dirección e inspección de los establecimientos nacionales y particulares, por medio de la Dirección General de Estudios y por las Comisiones de Instrucción”[4]
En el gobierno transitorio de Ramón Castilla, con visión liberal promulgó la reglamentación del sistema de instrucción pública, nótese que no se emplea todavía la conceptualización de enseñanza sino instrucción, es decir, las estrategias de aprendizaje pasaron primero por lo instructivo, cumplir – obedecer y no para crear y organizar autónomamente el aprendizaje.
La Dirección General de Estudios ejerció poder sobre toda aquella institución de apertura, creación o cierre de la instrucción. Se agrega la clasificación y ordenamiento de la información y archivos de quienes pasaron los rituales de evaluación y certificación final de estudiantes y profesores, acompañaron las jubilaciones y montepíos de los beneficiarios.
La centralización del ejercicio administrativo a través de las Comisiones de Instrucción Pública Departamentales, Provinciales o Parroquiales.
“Las Comisiones Departamentales de Instrucción Pública se compondrán del Prefecto y de dos personas distinguidas por sus luces y amor a la instrucción, que nombrará el Consejo Departamental, si lo hubiere, y a falta de éste el Gobierno. Las comisiones Provinciales se formarán del Sub – Prefecto y de dos personas, nombradas por la comisión departamental, de entre las que se interesen por el progreso de las escuelas. Las Comisiones Parroquiales se compondrán del Cura, del Síndico y de un padre de familia nombrado por la municipalidad, y faltando esta por el gobernador”.
Las atribuciones de las Comisiones Departamentales fueron ejecutivas y no resolutivas, secundaria a la Dirección General de Estudios, para dar cuenta y remitir información de los estudios, los presupuestos que presenten los rectores de los Colegios, Universidades e Institutos. Nombrar los suplentes en las vacantes de profesores y pedir por medio de la Dirección General de Estudios, la provisión de las cátedras. Entre las funciones precisaron la expedición de títulos a los maestros de Escuela y removerlos por justa queja de las comisiones parroquiales.
Mientras que las atribuciones de las Comisiones Provinciales de Instrucción Pública fueron especificadas de la siguiente forma
“Examinar a los maestros de escuela y proponerlos aprobados a la Comisión Departamental. Informarle sobre los maestros cuya separación pidan las Comisiones Parroquiales; y suspenderlos en caso urgente. Proveer interinamente las vacantes de las escuelas. Cuidar de que se observen todos los reglamentos y circulares en las escuelas de provincia. Aprobar los presupuestos hechos por las comisiones parroquiales, y revisar las cuentas de las escuelas”.
Comisiones Provinciales fueron nombradas entre los componentes de la comunidad provincial, llámese individuos vinculados al poder local y departamental, de donde resulta que en los primeros años de aplicación de la norma instructiva se cumplieron como sus indicaciones, sin quebrantar los principios, pero luego de varios años tomaron connotaciones que en lo sucesivo se irán analizando.
Son atribuciones de las Comisiones Parroquiales de Instrucción Pública:
“cuidar que la Municipalidad por falta de esta el gobernador proporcione un local para los maestros y las escuelas, los útiles de enseñanza, una asignación al maestro y, donde sea posible, un terreno que sirva para el aprendizaje de los trabajos rurales; recaudar los fondos propios o fiscales de la escuela, la cuota que paguen los padres no exceptuados por razón de pobreza, y las multas que impongan conforme a este reglamento. La comisión será auxiliada con tal objeto por la Municipalidad, y en su efecto por el gobernador. Distribuir los fondos de la escuela en la asignación del maestro, en mejora del establecimiento y en auxilio de los niños pobres; Influir con todo prestigio para que los padres, guardianes o patrones cumplan con el deber de mandar a la escuela a sus hijos, pupilos o sirvientes menores de catorce años. Ayudar al maestro en la disciplina y esforzarse porque las calidades personales de este y la opinión de las familias le den la consideración necesaria para que desempeñen útil misión con provecho de la sociedad. Proponer a la Comisión Provincial la separación de aquellos maestros que por falta de capacidad, contratación o moral no cumplan con sus deberes”.
Las prerrogativas de las Comisiones Parroquiales se complementan con la de informar sobre la acción social de profesores y alumnos. Sobre los alumnos se hizo actuar por la fuerza a quienes se encargaron de la vigilancia, a fin de mantener el orden público y en la escuela. La fiscalización sobre los individuos que no enviaron a los menores de 14 años a la escuela los hicieron castigar en plaza pública. Pero la separación de quienes no cumplieron las funciones instructivas adecuadamente, no siempre los separaron, por razones de parentesco, amistad y afines, sino que los reubicaron a otras escuelas, preservando los derechos adquiridos.
Las normatividad para los alumnos fue mucho más estricta y contemplaba textualmente:
“Ningún alumno será admitido en los colegios si no ha sido aprobado en doctrina cristiana, lectura, escritura, nociones de gramática castellana y aritmética práctica. La educación debe ser moral, tendrá por base la religión y su objetivo es inspirar la piedad, el amor a la patria, la fraternidad para todas las razas, el respeto a las leyes y costumbres, la veracidad, la dignidad personal, la firmeza de carácter, los hábitos de trabajo, el buen empleo del tiempo y la pureza de sentimientos. La educación ha de ser moral, intelectual, estética y física”[5].
Tales preceptos los aplicaron con la rigurosidad que demandó la letra, junto a castigos, expulsiones, llamadas de atención a los padres y apoderados, con la suficiente imposición leyes morales y éticas del credo religioso.
Sin embargo, la instrucción popular, media y especial fue organizada y reglamentada con el fin de llegar a logros diseñados en la política educacional desde 1855 para el contexto peruano,
“las escuelas destinadas a la instrucción popular son las normales, las de primeras letras, las de artes, y las de infancia. La escuela normal está destinada a ser el modelo de las escuelas de primeras letras y a formar buenos maestros. Se establecerá en la capital de la república. La instrucción popular comprenderá Religión, Ortografía, Caligrafía, Gramática Castellana, Aritmética, Geografía e Historia del Perú, nociones de Geometría, de Física, Química e Historia Natural aplicadas a las artes comunes y al cultivo del campo, Teneduría de Libros, Dibujo Lineal, Música y Pedagogía. En las escuela de primera letra se dará en lo posible la instrucción popular; abrasarán al menos Catecismo Religioso y Político, Lectura y Escritura, Aritmética Práctica y Nociones de Gramática Castellana. A la enseñanza acompañarán constantemente las prácticas piadosas y las maneras decentes. Los padres que no prueben dar en sus casas o en escuelas particulares la instrucción popular a sus hijos, están obligados a mandarlos a las escuelas nacionales (...) tienen los guardadores respecto de sus pupilos, y los patrones respecto de sus sirvientes menores de 14 años. Los que falten a este deber, pagarán una multa de uno a diez pesos, y los que no puedan satisfacerla, trabajarán en proporción a la multa, en beneficio de la escuela. Todo pueblo que llegue a mil almas ha de tener una escuela nacional: los de mayor población tendrán un número de escuelas proporcionado a sus circunstancias; en aquellas que no lleguen a mil almas, se establecerán escuelas ambulantes, escuelas comunes de dos o más pueblos a otra clase de enseñanza, a fin de que sus habitantes no carezcan en ningún caso la instrucción popular. Se asignará a los maestros una dotación variable, según las circunstancia de los pueblos; esta asignación se cubrirá con los fondos propios de la escuela, con la cuota que la comisión parroquial de instrucción señale a los padres que puedan pagarla; y si estas cantidades no bastan, con un suplemento del Estado. La instrucción de los pobres será gratuita; y además se les facilitarán los libros y cuantos auxiliares permita la situación económica de la escuela. Sólo la Municipalidad y a su falta la comisión parroquial puede calificar esta pobreza. Cualquier persona de una conducta religiosa y moral que haya obtenido el título de maestro, puede abrir una escuela particular bajo la inspección de la comisión parroquial. Cuando haya escuelas normales, el examen de los maestros recaerá sobre todos los ramos de la instrucción popular; entre tanto sólo se les exijirá el minimun de instrucción señalado a las escuelas de primeras letras, y nociones de pedagogía. Las escuelas de artes y oficios están destinadas a perfeccionar la educación del artesano. En las escuelas de artes y oficios se dará además de una instrucción popular esmerada, la instrucción teórico – práctica en la herrería, carpintería, sastrería, zapatería y otras artes comunes. Se fomentará la propagación de las escuelas de infancia para cuidar niños pobres desde tres a seis años. En estas escuelas se atenderá principalmente a la educación física y a las políticas piadosas”[6].
Entonces, la educación popular tuvo como base el currículo rígido establecido por el reglamento para ser aprobado por los alumnos sin la participación de los espacios de decisión de los preceptores, basados en los preceptos de la religión, ortografía, caligrafía y gramática castellana, pues bien, la balanza valorativa del castellano la hicieron inclinar como lengua principal, que soslayó los hechos de la cultura peruana basada en el quechua, aymara y otras lenguas, pero la educación popular en la formación fue oficializando el castellano como segunda lengua[7], trajo consigo la negación de las lenguas oficiales del Perú antiguo.
Mientras la matemática, geografía e historia del Perú, física, química e historia natural aplicada a las artes comunes y al cultivo del campo se registraron en conocimientos diacrónicos lejos de la realidad cultural peruana, a pesar que intentaron resolver los problemas heurísticos mediante el contraste sistemático del material escrito en versión castellana, los imposibles se dieron cuando la información captada en castellano, no identificó la problemática del contexto, por ello la repetición fue una de las estrategias de instrucción de los cursos componentes del plan curricular del periodo.
Con los lineamientos especificados para la instrucción popular, se implementaron escuelas de primeras letras, en los lugares y espacios culturales de comunidades con poblaciones numerarias y de acuerdo a lo especificado por la reglamentación de la instrucción popular. Los representantes o dirigentes y autoridades recurrieron a las instancias gubernativas para la aprobación y fundación de escuelas de primeras letras, no interesando los cambios socioculturales producidos por los planes curriculares entre los agentes de la instrucción.
Es diferente con los cursos de teneduría de libros, dibujo lineal, música y pedagogía, porque dieron las orientaciones técnicas para el manejo del mercado laboral y comercial, es decir en las bibliotecas se fueron especializando técnicos que brindaron la información buscada para ser repetida por los alumnos; mientras tanto la música y la pedagogía se convirtieron en complemento de las actividades de instrucción, resaltaron en los rituales de aniversario, cumpleaños y fiestas de guardar; la música fue organizándose en los centros de instrucción educativa con instrumentos del mercado exterior, por ejemplo los pianos y violines, con técnicas de la cultura occidental fueron desplazando a la natural originaria, bajo los principios de decencia y prácticas piadosas.
Por tanto, tales especificaciones forman parte en la construcción del imaginario popular, el mismo que será analizado a final del capítulo, e incluye la reglamentación de la instrucción media, y en cierta medida la instrucción especializada, por ser complementaria a las primeras y por tener incidencia directa a los mecanismos de funcionamiento de las poblaciones académicas individuales y sobre todo en quienes ostentan opciones profesionales y roles administrativos en la funcionalidad de la sociedad. En la instrucción media,
“ningún alumno podrá ser admitido en los colegios sin ser aprobado en doctrina cristiana, lectura, escritura, nociones de gramática castellana y aritmética práctica. La enseñanza del colegio abrazará el perfeccionamiento de la instrucción popular, religión, las lenguas Latina, Griega, Francesa, e Inglesa, Geografía e Historia, Matemáticas, Elementos de Ciencias Naturales y de Filosofía, Literatura Castellana y Artes de Ornato. Esta enseñanza se dividirá en seis clases; en la primera se perfeccionará la instrucción popular y en las seis siguientes se dará la instrucción media. Estas se subdividirá en clases superiores e inferiores, abrazando cursos que obliguen a todos los alumnos y cursos que sean meramente voluntarios. Se incorporarán en los colegios nacionales las aulas de latinidad, respetándose los derechos adquiridos por los maestros. Los alumnos de los colegios nacionales serán internos o externos: los internos pagarán una pensión; los externos que sean pobres, recibirán la educación gratuitamente, y los que puedan pagar, abonarán una cuota módica para mejorar el colegio y suministrar libros y otros auxilios pobres. Los internos no gozarán de ninguna prerrogativa sobre los externos, no serán objeto de distinciones especiales. En los colegios nacionales habrá un Rector, uno o dos Vice Rectores, los profesores con cátedra o titulares que basten para la instrucción media, profesores adjuntos, un capellán, un secretario y los celadores nombrados por el gobierno de entre los profesores: el primero a propuesta de la Dirección General de Estudios y los segundo a propuesta del Rector. A este toca el nombramiento de Capellán, secretario y celadores, a propuesta de la junta de profesores. El Rector oyendo a los profesores, formará el proyecto de reglamento particular del colegio, que remitirá a la Dirección General de Estudios. Cualquiera persona de buenas costumbres e instrucción competente puede abrir un colegio particular, previa la autorización de la Comisión Departamental. Esta autorización se otorgará siempre que el empresario esté aprobado en instrucción media y en pedagogía; que presente un programa conveniente de educación y que disponga de un local adecuado. Se consideran aprobados y que han llenado el primer requisito del artículo anterior, los que hayan dirigido con crédito y por más de un año algún otro colegio. El régimen interior de los colegios particulares pertenece a sus directores; pero están bajo la inspección de la Comisión Departamental. Para abrir fuera de un colegio alguna clase de idiomas o de otro ramo que no sea científico baste que el profesor tenga licencia de la Comisión Departamental. Ninguno de estos requisitos es necesaria para dar lecciones en las casas particulares”[8].
La instrucción media normada equivale al no ingreso a los colegios de estudiantes que no cumplieron los requisitos: dominio de la doctrina cristiana, lectura y escritura junto a la gramática y aritmética práctica. Es decir, los conceptos manejados en el interior de la escuela se relacionan con el juicio de valor a quienes los prepararon antes de pasar a la siguiente etapa. Con ello, los preceptores de primeras letras construyeron los retos de competencia demandados por el quehacer de la pedagogía en los espacios urbanos de la instrucción, diferente fue en los espacios rurales, donde los alumnos se establecieron como componentes de la comunidad o si salieron de ella a continuar estudios, la razón explicativa de justificación se relacionó con mencionar el lugar de procedencia, solamente. O como también se puede imaginar aquellos que llegaron adecuadamente preparados y cumplieron las exigencias de la ley, en este caso el prestigio es para el instructor o profesor.
La instrucción de lenguas extranjeras: latín, francés e inglés tuvieron estrategias de ejecución sin las exigencias de pedagogía, bastó el dominio del idioma y la autorización del Rector de la institución instructiva para que cumpla las funciones de enseñante. La enseñanza del idioma diferenció legalmente a los estratos sociales arequipeños, pues al lugareño popular no le simbolizó modernidad, sino estuvo relacionado con el aparato productivo y comercial bajo la dirección de extranjeros; pero la publicidad en los diarios de circulación resaltan los avisos para enseñar inglés, francés e incluso alemán a domicilio de quienes se interesaran por aprender el idioma.
La particularización de la instrucción bajo la dirección e inversión de capital privado estableció la diferencia con la instrucción pública, al establecer una pensión mensual a todos los matriculados, mientras la legislación estatal sólo exigía una pensión a quienes podían pagarla. En todo caso, ésta es la característica de la educación privada donde el capital convierte a la educación en una mercancía comercializable sujeta a la leyes de oferta y demanda.
Por otro lado, la instrucción especializada contempla la preparación en las universidades, institutos y otras instancias que contribuye al sistema de educación, por tanto especificamos textualmente la reglamentación:
“Una universidad es la reunión de las cinco facultades: Teología, Jurisprudencia, Medicina, Filosofía y Letras, Matemáticas y Ciencias Naturales. La personas que componen una Universidad son el Rector, los profesores titulares de las facultades, los doctores, los licenciados, los bachilleres incorporados a su claustro y los alumnos. La Dirección inmediata de la Universidad toca a la Junta Universitaria. Ésta se comprenderá: del Rector de la Universidad, que es Presidente de la Junta y en quien reside con más especialidad el gobierno literario y económico: de los Rectores de los Establecimiento por medio de los cuales enseña la Universidad sus cinco Facultades: de un profesor titular por cada una de estas, elegido por el cuerpo de profesores del establecimiento al que pertenece; y del secretario de la Universidad. Los profesores son o no titulares. Son profesores titulares los que tienen a su cargo la enseñanza de cualquier ramo de su respectiva facultad y los que en concurso hubiesen obtenido título. Los doctores son profesores de la facultad en que están graduados. La junta universitaria formará el proyecto de reglamento particular de la universidad y lo remitirá a la dirección general de Estudios”[9]
En los institutos se inscribieron hombres y mujeres que trataron de formarse en una especialidad, dada la compleja examinación en el ingreso a las universidades, las opciones para facilitar la formación de especialistas y se incluyan en el aparato productivo se les dio instituciones como los institutos para su formación.
Al reglamentarse la instrucción técnica, hacer las convocatorias a los diversos sectores sociales, se promovió la inscripción para formar parte de la instrucción tecnológica, es decir, familias de la capital de la república y de departamentos motivaron que los allegados familiares a ingresar al Instituto Militares en primera instancias, los sectores de solvencia de capital financiaron los costos del ingreso, es decir las élites departamentales y provinciales encontraron un espacio de ocupación dentro del aparato de Estado, será de gran influencia para los años del novecientos, es decir, se formó un sector social con el imaginario sobre el destino familiar, en relación al control del poder y de permanencia de las relaciones de gobernabilidad en los espacios políticos[10], sociales y culturales.
Por tanto, las familias se identificarán a través del símbolo de poder e influencia, de acuerdo al pariente que ocupó un lugar o función gubernamental. Es probable que de allí surja el dicho “tiene influencia o padrino en todas las instituciones del Estado”. Resulta ser en ciertos sectores sociales un símbolo de poder, de esa forma los imaginarios van dando significados polisémicos a la función política – laboral en el lenguaje popular, de forma que el propio actor representa un lenguaje figurado en el entorno sociocultural, sujeto al rigor del tiempo por el sesgo por lo que representó se constituyó un ser singular, retornando el símbolo al pasado, sometiéndose al orden de significación cronológica[11], es decir, el símbolo tiene mayor trascendencia cuando los ancestros delinearon tal vínculo.
Entonces, una vez instituidas las especialidades tecnológicas se formaron criterios mentales al entorno de la función y ocupación, movidos por la demanda de acuerdo a las necesidades de la diversidad poblacional en relación a la satisfacción material o ideal.
Por ello, las políticas educativas fomentaron en los escritos la libertad y la igualdad entre los hombres y el respeto a la religiosidad cristiana, pero en la práctica social la educación fue excluyente, de los ciudadanos no todos participaron de los servicios educativos. El hombre andino fue marginado o si ingresó a la escuela tuvo que pasar por los más viles tormentos físicos y psicológicos.
La contradicción se presenta con las disposiciones legales que obligaron a la asistencia e impusieron normas de castigo a los alumnos y padres que no vigilaron la concurrencia a la escuela y controlaron a los menores en edad de instrucción, con la filosofía de la instrucción sobre las libertades del hombre.
La legislación tiene coherencia y firmeza relacionada con las reglamentaciones de reforma educativa desde 1903 a 1906 al darse las prerrogativas legislativas quedaron como base en la formación de la estructura de la educación peruana para los años posteriores a 1930.
Algunas autoridades comprometidas con la administración de la instrucción, en el interior del quehacer cultural inquebrantable y de alta resistencia colectiva regional y local, frente a las estrategias persuasivas de la instrucción en cada una de las localidades, buscaron formas que alivien la idea de fuerza y de imposición, que fueran introducidas con acción voluntaria, espontánea, aliciente y seductora a los padres de familia y patrones para hacer de la instrucción un deber sagrado.
En vista que de 100 habitantes concurren 3 niños a las escuelas del cercado, en el distrito de Miraflores uno, por analogía, en los distritos retirados del centro y las provincias de Caylloma, La Unión, Condesuyos dieron resultados de soladores y una ilusión de asistencia a las escuelas. Peor en las provincias y espacios rurales, donde las zonas de poblaciones dispersas, los habitantes están condenados a un aislamiento forzado por la naturaleza, de las ocupaciones y ubicación del territorio. La concurrencia a la escuela será nula y doble ilusión, pues los moradores de las punas y de la estancia no pudieron hacer camino largo o cercano a la escuela, por ello miraron con desdén la opción de progreso y desarrollo ofrecida por la escuela. Pues, los fondos designados por los gobiernos siempre fueron mínimos, más todavía con la disminución del rendimiento de las contribuciones al Estado, por ello crearon nuevos fondos, es justificable la inasistencia por la inoperatividad económica del estado con el ramo de la instrucción.
A pesar de ello, subsidiaron a todas aquellas personas aptas en los lugares apartados para la instrucción, esto llevó a elitizar la instrucción, sólo concurrieron los hijos de los pagadores de predios con sumas mayores de 200 soles[12] y los estratos populares y no tributarios, no fueron considerados en tales opciones otorgadas por el Estado.
La gobernabilidad a través de Concejos Municipales, se resumió en trabajos positivos: 1º Con la exigencia a los concejos distritales y provinciales, la vigilancia estricta sobre los preceptores y el cumplimiento de las prescripciones del ramo. 2º A la reimpresión y repartición del reglamento de novísimo de instrucción primaria. 3º A la convocatoria para el concurso. 4º A la instalación de escuelas de segundo grado en el puerto de Islay. 5º A la conversión del antiguo colegio de niñas de esta ciudad en escuela de tercer grado[13].
La gestión de gobernabilidad, de los alcaldes de Arequipa a final, de su mandato anual, dieron un balance en la memoria de las labores de la Honorable Municipalidad y de la ejecución del presupuesto. Resalta la ejecución del presupuesto, estuvo destinado a los haberes de los preceptores y gastos de los colegios de la Independencia, subvención al de San Francisco y de Educandas; en ambos los gastos llegaron a S/. 2,000, se incluyeron los subsidios para el pago de los preceptores y preceptoras de la instrucción primaria, de la provincias de Islay, Castilla, Condesuyos y Camaná, pues los gastos de 35 escuelas vacantes y tiene preceptores interinos ascendió a S/. 24,000 más o menos, parte en dinero y parte en contribuciones que aún no se han cobrado.
Pues, para 1880, las escuelas fueron reducidas de 22 a 8 para ambos sexos, por la difícil situación presupuestas y de organización administrativa, la estrategia política utiliza la reorganización de las escuelas al interior y exterior; al interior, normativizar los contratos y nombramientos, además regularizar los ingresos de las propiedades acumuladas como erario del patronato escolar; y al exterior reorganizar los presupuesto del Estado y el reconocimiento oficial del funcionamiento de escuelas y colegios urbanas y rurales. Las que continuaron, organizaron nuevo plan de estudios, con arreglo al reglamento de la Instrucción Pública, con el establecimiento de tarifas de derechos para abrir escuelas particulares. Otro factor influyente en la funcionalidad de las escuelas, la constante y sucesiva depreciación del billete de banco, ocasionaron conflictos para el pago de alquileres de los locales[14], sobre todo, por el aumento de los alquileres; por tanto los presupuestos se elevaron provocando desequilibrio en la administración económica de la instrucción. De allí la reducción de las escuelas.
Las 16 Escuelas sostenidas por el Concejo funcionaron con sus respectivos preceptores, sólo quedaron vacantes por muerte o renuncia de los preceptores, impidió que se realice la evaluación al final de año, en 1882 sólo evaluaron a 14 escuelas y fijaron especial jurado a dos escuelas por encontrarse sin preceptores al cierre del año académico. La apreciación del Alcalde Don José Moscoso Melgar en materia de la Instrucción primaria, notó mejoramiento en el régimen de enseñanza, debido al esfuerzo, contracción y decidido celo del inspector Dr. Mariano T. Docarno, al cierre del ejerció funcionaron 8 escuelas de varones y 9 de mujeres, con la repartición de textos para los niños pobres y desvalidos.
Para 1886, el progreso de la instrucción primaria, por el nombramiento al Dr. Mariano Docarno, como Jefe del Ramo de Instrucción, de modo interino, estableció las conferencias mensuales de los preceptores de ambos sexos, sistematizados y reglamentados de manera satisfactoria y los aplicaron con rigor. En su gestión se estableció la enseñanza de música vocal en dos escuelas de varones, y dos de mujeres bajo la responsabilidad del español Fernando Herrera con sueldo de 30 soles mensuales.
Autorizó se haga la “instrucción militar” con dos plazas de instructores militares, con la dotación de S/. 20 al mes cada uno por dos años. Se ordenó el establecimiento de los ejercicios militares en todas las escuelas, dada la
“norma por el Supremo Gobierno para todas las escuelas de la república, por tanto la prefectura la oficializó el 23 de agosto 1886, la reglamentación organizó la enseñanza militar de las Escuelas de varones, determinándose en dos batallones en las escuelas de Arequipa”[15].
Para asegurar y facilitar la instrucción militar se solicitó a la Prefectura del departamento la implementación y adquisición de tambores, cornetas, al Sub Prefecto, banderolas y otros útiles a los batallones escolares.
El Estado y las Municipalidades en la Administración de la Educación
En lo referente al rol del Estado frente a la educación, trató de disponer sistemas legislativos de instrucción, implicó funciones internas y externas. La función interna es esencialmente social y jurídica para asegurar la convivencia de los ciudadanos urbanos y rurales. Frente a la función exterior, el Estado intentó proteger la integridad de su territorio por la soberanía.
Las funciones del Estado relacionadas con la organización y activación autónoma de los espacios de vida histórica en cooperación social – territorial, fundada en las identidades colectivas étnicas y geográficas. Mientras las institución del Estado aparece justificada por el hecho de ser una organización de Seguridad Jurídica, con poder estatal en el ejercicio de su función, diferente a las organizaciones sociales, por la diferenciación desplegada por los otros grupos territoriales de dominación por el carácter de unidad soberana.
Siendo el Estado producto de la sociedad cuando llega a un grado de desarrollo, constituye base en los ordenamientos estamentarios segmentarios formadas por las comunidades transitorias a partir de las relaciones de poder. Estas relaciones de poder representan el juego de fuerzas entre diferentes instancias políticas, sociales y económicas de un país. Se trata de una reparación de poderes entre las fuerzas sociales o entre la sociedad civil y la sociedad política[16].
Para el periodo de estudio se caracteriza el Estado en el contexto de formación que pasará por las denominaciones del Estado Caudillista y Militar, Aristocrático de relaciones mercantilistas, exportadoras y capitalistas, que considerara el rol dominante de creencias religiosas emanadas de un ser Superior, Dios común para la sociedad, Jefe Supremo de las comunidades, de la nación y del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Lo propio se dispone e involucra el sistema instructivo de la nación.
El tránsito de los poderes absolutistas y autocráticos de relaciones absolutistas, dictadores, y caudillos, presentaron políticas de poder con tales características hasta en la escuela se dio la dictadura de clases, sólo el docente o director es el que ordena y crea las ordenanzas internas, los demás las aceptan y ejecutan sin salir del orden establecido por tal régimen quedan sancionados, separados y cesados. Lograron así una herencia militar del poder entre los componentes de la familia educativa, se derivaron o delegaron funciones al interior, solo para consolidar la dominación y enajenar a los líderes emergentes, dejando sin representación a los sectores sociales mayoritarios.
Una de las instancias mediadores de poder del Estado sobre la educación, la Municipalidad, por administrar el sistema instructivo para la región, con el cumplimiento de las disposiciones legales junto a las Juntas Departamentales de Instrucción, es decir, se constituyó en una instancia u órgano de gobierno al interior de la Municipalidad, con aleación de las Prefecturas y Subprefecturas.
El gobierno de las municipalidades iniciaron con pronóstico ético, moral y de integración de los comités de la instrucción, no incluyó a representantes de la clase política local, contribuyó a ahondar la división al interior de la administración institucionalizada de la instrucción.
El Rol de la Iglesia Católica.
Mientras tanto la Iglesia Católica oficializada a partir del Estado impuso y desplegó las relaciones de poder en la Educación Nacional desde que se exigió en el plan curricular los cursos de teología, religión e Historia Sagrada. Es la Iglesia la que contribuye a la formación de mitos sobre la educación; en la escuela se universalizó la concepción del pecado, el condenado, frente al arrepentimiento, absolución y libertad de pecado.
Entre el siglo XIX – XX, espacio temporal de estudio, la Iglesia Católica desplegó estrategias de aplicación curricular en los centros de administración estatal y privada de la educación. Mientras fue implementándose los de estricta administración por las congregaciones religiosas autorizada para edificar centros de primeras letras, segundas y de formación especializada.
Se polariza la participación una vez, aparecidas la exigencias sociales en movimientos reivindicacionistas de corte indigenista y popular. Los cuestionamientos ante las políticas aplicadas por la iglesia se hace evidente ciertos parámetros de abuso, quebrantamiento de la Ley y de los derechos humanos. La reacción inmediata de los componentes con la utilización de las categoría de censura, impíos, herejes, ateos, y la sanción inmediata la excomulgación, y la declaración de herejes.
Reacción inmediata frente los centros y escuelas de fundación y administración protestante, movilizó la población por comités distritales, provinciales en apoyo a la religión hasta hacer cerrar los centros de formación protestantes. Una vez publicada la Ley del matrimonio civil por el Presidente Nicolás de Piérola, la población católica arequipeña vio inmediata la organización de protesta contra tal medida, junto ello, la pronunciación contra la institución protestante.
[1] Margarita Guerra. Historia General del Perú: La República, T VII Editorial Brasa, Lima 1994. P: 342
[2] Ibidem: 360
[3] AMA. LAC Nro. 25. f: 167.
[4] El Republicano, Periódico Oficial T29 – No 31. Reglamento de Instrucción Pública. Arequipa 25 abril 1855.
[5] Calero Pérez, Mavilo. Historia de la Educación Peruana. Editorial San Marcos, Lima 1999. P: 55
[6] El Republicano Loc Cit. Sección 2º Instrucción Popular.
[7] Pozzi – Escot, Inés. Reflexiones sobre el Castellano como Segunda Lengua en el Perú; en: Diglosia Linguo – Literaria y Educación el Perú, CONCYTEC, Lima 1990. P. 51 – 52.
[8] El Republicano Loc Cit. Sección 3º Instrucción Media.
[9] El Republicano Loc Cit. Sección 4º Instrucción Especial. 25 abril de 1855
[10] Las familias lugareñas (provinciales y departamentales urbanas) como símbolo de poder designaron un hijo para la institución militar, uno para la iglesia y un tercero para la ocupación administrativa o política, y los últimos para la ocupación agraria, con las particularidades de ser hombre o mujer.
[11] Foucault, Michel. Entre la filosofía y la Literatura, Editorial PAIDOS, Barcelona 1999. P: 263.
[12] Se refiere al sol de oro después de la libra esterlinas y los nueve décimo como moneda nacional.
[13] Memorias del Presidente e Inspector del Honorable Concejo Departamento de Arequipa 1875. P: 7
[14] Memoria de la Labor de la Honorable Municipalidad del 7 marzo al 9 octubre a 1881.
[15] Memoria del Teniente Alcalde Encargado de la Alcaldía Dr. D. Luciano Bedoya, en sesión del 28 diciembre 1886. P: 46
[16] Chau, Le. La Problemática Regional en América Latina. Editorial Horizonte, Lima 1987. P: 74 – 75.

EL LENGUAJE DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

EL PRESENTE ARTÍCULO FUE PRESENTADO AL I CONGRESO INTERNACIONAL Y NACIONAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR, CON SEDE EN AREQUIPA DEL 4 AL 8 ABRIL 2005

"El Lenguaje de la Educación Superior y el Imaginario Popular Arequipeño"


Resumen
Las políticas educativas institucionalizaron, a través de las directivas y reglamentos pertinentes, un tipo de orientación escolar acorde a la teoría e ideología de las élites gobernantes a nivel del Estado y de las instituciones religiosas, que, como la Iglesia Católica, impusieron un sistema educativo basado en la diferenciación de riqueza y de poder social, diferenciando hombres y mujeres y formando un imaginario popular que reconocía a la educación como la base de la transformación individual y colectiva de la población, a nivel urbano y rural. Así, las políticas educativas llegaron a las estructuras sociales con dimensiones heterogéneas y elitizadas, correspondiente a los roles diversos de los grupos sociales locales y regionales.
Las características de la educación de los siglos XIX son precisas: mucha reglamentación, poco presupuesto y una ideología que reconocía las diferencias socioeconómicas y culturales, así como la desarticulación de los espacios regionales. Específicamente, en Arequipa, las particularidades existentes la configuran como espacio hegemónico de la región sur, con concepciones e ideologías liberales y conservadoras, que influyen en el aparato del Estado al momento de delinear sus políticas y prácticas educacionales, pero también con una fuerte presencia de la Iglesia Católica, en la que sus diversas Órdenes Religiosas dominaron la educación de la época, desde el contenido de los cursos hasta aquellas que delineaban las carreras propias para la élite dominante (Derecho, Filosofía, Artes, Teología, etc.) y las que preparaban a los trabajadores para la función laboral, industrial y comercial. De esta manera, el imaginario popular se construye en base a patrones sociales, culturales y morales, con predominancia individual y de diversificación de las élites, frente a la masificación de la instrucción en sectores barriales y rurales.

Introducción
El lenguaje de la Educación Superior y el imaginario Popular de los siglos XIX y XX en el marco de la interpretación y análisis de la educación local y regional, nos aproximaciones encontrar explicación de las formaciones cognitivas como elemento de racionalidad académica con influencia occidental en el mundo andino regional, una vez institucionalizada las políticas de gobernabilidad con la creación de los nuevos estados americanos, las políticas educativas las implementaron desde el estado, encontrando sus mediadores en la administración, la iglesia, la municipalidad y las autoridades locales. La intervención de las Municipalidades como institución responsable de la educación local y/o regional, contribuyó a la masificación de la educación, a la inauguración de escuelas donde se preparaban los profesores y a su respectivo financiamiento. Los Síndicos de Educación encargados de vigilar el funcionamiento de las escuelas se constituyeron en los inspectores que controlaban desde la inauguración hasta la clausura y el recibimiento del título correspondiente, actuando como representantes del poder local, fiscalizando el contenido y desarrollo de los cursos y dando fe de su estricto cumplimiento. Así, convierten a la escuela pública y privada en una red simbólica de respeto e imposición de la normatividad legal y deformadora homogénea de identidades, en un contexto desigual marcada por las diferencias económicas, sociales y culturales. Los imaginarios populares se construyeron de igual forma para distinguir las primeras y segundas letras así como la educación especial, y su comprensión simbólica tuvo un fuerte sesgo católico, basado en el reconocimiento de un Dios castigador y de un Estado que no necesita ser cuestionado, y que finalmente significaba la formación de un espíritu sumiso y conformista.
Los comportamientos colectivos e individuales, intencionales e involuntarios, constituyeron sistemas de creencias colectivas controladas de forma consciente por los actores y agentes educativos y conformaron un sistema de significados de la realidad sociocultural, de comportamientos específicos, de vehículos materiales y de formas conductuales propias de una escuela sumisa, rígida y complaciente, que excluyó y diferenció según la extracción social de los estudiantes. Así la institucionalidad de la educación al distinguir lo privado de lo público, estableció perfiles educativos distintos, que se expresan en el imaginario popular, como una distinguible apreciación de lo superior (lo privado) y de lo inferior (lo popular).
La educación pública se caracterizó por una normatividad frondosa y reglamentarista, con presupuestos exiguos que fueron posteriormente asumidos por las propias municipalidades provinciales y distritales, correspondiendo su orientación ideológica a una preceptividad propia de la época: cursos de matemáticas, artes y de lenguaje y escritura, principalmente, bajo una rígida disciplina que otorgaba a los profesores la capacidad de instruir y de castigar, como funciones inseparables. La educación privada instituyó además el castigo divino y las exclusiones de raza, ingreso y sexo. De esta manera el imaginario popular tuvo relación estrecha con estos patrones culturales, manifestado en símbolos y juegos colectivos correspondientes a cada tipo de educación recibida.
Las relaciones de poder local e institucional se sustentan en los principios de sapiencia, grandeza, exclusión y se centran en la instrucción de competencias académicas institucionales y profesionales que involucran en las relaciones escolarizadas a la cultura local e imaginario popular. La escuela permitió así establecer otros mecanismos igualitarios a través de los vínculos de amistad, diálogo, comprensión, visitas, correspondencia de ida y vuelta, encomiendas, presentes, gestos, saludos, recomendaciones, reconocimientos entre profesores y alumnos, etc. los que, finalmente, potenciaron una comunicación horizontal a nivel popular. Ambos tipos de escuelas (privadas y públicas) construyeron el imaginario popular a través de un conjunto de otras formas expresivas de códigos y símbolos que en la vida cotidiana se tradujeron en juegos, rezos, cánticos, utilización de instrumentos musicales, representaciones literarias, el saludo, el ponerse de pie a la entrada o salida del profesor, la entonación de himno nacional, etc.
La investigación bibliográfica nos ha permitido reconstruir esta etapa histórica, partiendo de la “Historia de la República” de Jorge Basadre, que analiza los marcos legales que el Estado dispuso, por medio de la Junta Central de Instrucción, que fueran adaptados en todas las escuelas de las zonas urbanas y rurales, con cátedras de economía política, derecho, gramática y otras de análisis económico y de política nacional[1]. Enrique Carré y Virgilio Galdo, en su “Educación en el Perú” bosquejan un recuento de la creación de los centros de educación de formación docente, bajo el lema, de que “educar no es rezar ni enseñar, es predicar” y que no se podía subordinar lo científico ni a los dogmas, ni al Estado, ni a la Iglesia. La Escuela Normal de Varones en Lima, fue cerrada en 1933, y representa la oportunidad más clara de conceder a la educación un rol científico, lejos de la influencia negativa del Estado y de la Iglesia[2].
Otros trabajos[3] recuentan el proceso de la instrucción pública o analizan las teorías pedagógicas (de la reforma y contrarreforma católica) de la época. Para el proceso específicamente regional, Arturo Villegas, Francisco Mostajo y el Deán Valdivia, estudian las características de la educación pública y privada en Arequipa, dando cuenta de las condiciones y características de estos centros educativos, de su creación, de sus contenidos curriculares o de estudio, y de los métodos de enseñanza en las distintas materias, o cursos. Igualmente, del papel que jugó el Colegio Independencia, de los Colegios Religiosos y de la dinámica social e ideológica, respecto a la educación separada de hombres y mujeres y de la necesidad de “formar generaciones para cubrir la demanda de profesionales en el ámbito productivo y comercial del sur del país”[4]. Todos ellos, sin embargo, no estudiaron cómo el sistema educativo de esa época fue creando un imaginario popular, que a la luz de las nuevas orientaciones históricas y antropológicas, da cuenta de nuevas propuestas teóricas de investigación regional sobre la educación y otros temas, en un intento por abordar de manera heurística y holística el acontecer histórico. Este es, a nuestro parecer, el aporte más importante de este trabajo: orientado a enriquecer la teoría y práctica de la investigación en la educación como elemento de evolución, con todas las limitaciones y dificultades propias de este tipo de investigación en nuestra institución: junto a la investigación histórica de acontecimientos objetivos (políticas educativas), desarrollar el estudio de la subjetividad (imaginario popular), como acompañante de toda totalidad histórica, concebida como formación social, de resultado de la investigación etnometodológica nos llevó a encontrar la racionalidad en la escuela pública y privada de los siglos XIX y XX, Arequipeño.
[1] Basadre Jorge. “Historia de la República”. Tomo V. Editorial Universitaria. Lima. 1983. págs: 304- 306.
[2] Carré Enrique y Galdo Virgilio.”Educación en el Perú”. En “Historia del Perú”. Tomo X. Editorial Mejía Baca. Lima. 1981. pág. 92.
[3] Calero Mavilo. “Historia de la Educación Peruana”. Editorial San Marcos. Lima. 1999; y de Castilla Elías “La Historia de la Educación”. Lima. 1998.
[4] Villegas Romero Arturo. “Un Decenio de la Historia de Arequipa”. Fundación Gloria. Arequipa. 1985. Págs. 361-374.

Seguidores